miércoles, 28 de noviembre de 2007

2007-11-28 - Examen I de Literatura Latinoamericana I

2. ¿Qué caracteriza o define al “canto kechwa”? Intente una definición reflexiva o argumentativa.

Los cantos kechwa presentados por José María Arguedas en Canto kechwa son veintiún canciones recogidas en la sierra, tanto de su conocimiento como de otros músicos serranos, y traducidas por él, aunque no son una traducción literal si no, mas bien “versiones poéticas”1.

La principal característica del canto kechwa es lo hondo de los sentimientos presentados, sobre todo al reflejar la tristeza que los embarga, por ser un pueblo oprimido social, política y económicamente. El quechua como lengua permite expresar lo más hondo de los mestizos, con una cercanía que el español no les ha permitido desarrollar aún, tal como lo expresa el mismo Arguedas en el Prólogo de Canto kechwa:

Los que hablamos este idioma sabemos que el kechwa supera al castellano en la expresión de algunos sentimientos que son lo más característico del corazón indígena: la ternura, el cariño, el amor a la naturaleza.

El kechwa logra expresar todas las emociones con igual o mayor intensidad que el castellano. Los mismos principales, despreciadores del indio, cuando sienten una gran emoción dejan el castellano para hablar en kechwa, y en ese rato se desahogan con más violencia, como quien habla con sus propias palabras.[1]

Además de esto, los cantos kechwas presentados, según el propio Arguedas:

…demostrar que el indio sabe expresar sus sentimientos en lenguaje poético; demostrar su capacidad de creación artística y hacer ver que lo que el pueblo crea para su propia expresión, es arte esencial.1

Los cantos kechwas son la muestra de la capacidad artística de los indígenas peruanos, tanto a nivel musical como poético, representando a través de su lengua la naturaleza que los rodea y las vivencias de los indios y mestizos. El quechua que se presenta en la obra, tal como lo indica el propio autor, ha sido “enriquecido con palabras castellanas”1, haciéndolo más mestizo y fuerte, a la vez. Además, la selección presentada refleja los sentimientos de opresión que sienten los indígenas que cantan los waynos, ya que el dolor y el pesar que sienten es muchísimo más fuerte ya que la sensibilidad de ellos se vio muy atacada por los españoles en la conquista y durante la colonia. Sin embargo, el que se haya mantenido su lengua y cultura, aún un poco disuelta por la cultura europea que la rodeaba, muestra la fuerza y coraje de los serranos y mestizos que conforman la indiada de la que constantemente habla Arguedas en sus textos.



[1] José María Arguedas. “Prólogo a Canto kechwa” en Suplementos Anthropos, volumen 31, página 28.

4. Elabore una noción del barroco literario teniendo en cuenta el ensayo de Octavio Paz “Una literatura trasplantada” (en Sor Juana Inés de la Cruz o las trampas de la fe), los fragmentos ofrecidos en clase y los libros citados en ese mismo material.

El barroco es un estilo artístico caracterizado por la “falta de reglas”[1], su “desmesura” y “extravagancia”, que influenció la escultura, pintura y literatura de las naciones europeas donde la Iglesia Católica tenía bases sólidas en el período de la Reforma durante los siglos XVI y XVII, y fue utilizada por ella como medio propagandístico en su favor. El barroco llega a América a través de España durante la Colonia y es donde tiene un mayor auge artístico.

La literatura castellana viajó en el siglo XVI; trasplantada a tierras americanas, su arraigo fue lento y difícil. El proceso de adaptación de la literatura castellana en México y Perú fue diferente al del resto de América. No me refiero únicamente a la celeridad con que los virreinatos de Nueva España y Perú se convirtieron en sociedades ricas y complejas con centros urbanos de primera magnitud como México y Lima, sino a la existencia previa, en ambos países, de altas civilizaciones.[2]

La literatura barroca americana tiene como modelo a los grandes escritores españoles del siglo XVI, Francisco de Quevedo, Lope de Vega, Góngora y Calderón de la Barca; pero son los mestizos americanos los que logran exaltar al barroco fundiendo no sólo las formas irregulares del estilo, si no incluyendo la naturaleza, historia, sociedad y vida las metrópolis coloniales, logrando una escritura excelsa, adornada y se convierte en “la estética de la extrañeza”3:

Su meta era asombrar y extrañar, por eso recogía todos los extremos (…). En este amor por la extrañeza están tanto el secreto de la afinidad del barroco con la sensibilidad criolla como la razón de su fecundidad estética. Para la sensibilidad barroca el mundo americano era maravilloso no solamente por su geología desmesurada, su fauna fantástica y su flora delirante sino por sus costumbres e instituciones peregrinas de sus antiguas civilizaciones (…). Respiraban con naturalidad en el mundo de la extrañeza porque ellos mismos eran y se sabían seres extraños.[3]

Pero el barroco literario no aparece en América en el siglo XVI para desaparecer posteriormente sin dejar rastro, al contrario, encuentra en los escritores americanos tierra fértil para evolucionar también. Ya en el siglo XX, con el advenimiento de la vanguardia, comenzaron las comparaciones entre el Romanticismo y el Barroco y, más importante aún, entre la Vanguardia y el Barroco.

La coincidencia entre la poética barroca y la vanguardista no procede de una influencia de la primera sobre la segunda sino de una afinidad que opera tanto en la esfera intelectual como en el orden de la sensibilidad. El poeta barroco quiere asombrar y maravillar (…). El poeta barroco quiere descubrir las relaciones secretas entre las cosas (…). Estos parecidos resultan aún más extraños si se piensa que el barroco y la vanguardia tienen orígenes muy distintos: uno viene del manierismo y la otra desciende del romanticismo.[4]

Por lo tanto, el barroco literario es la suma de corrientes diversas convirtiéndose en un estilo único de gran importancia para los escritores latinoamericanos. Conjuga las diferencias personales, sociales y de naturaleza de los individuos con la magnanimidad de los recursos naturales que los rodean y el espíritu diferente de los nacidos en esta tierra para crear un estilo literario permanente, al que recurren otros para complementarse y nutrirse.



[1] Arnold Hauser. Historia social de la literatura y el arte. Madrid, Ediciones Guadarrama, 1969.

[2] Octavio Paz. Sor Juana Inés o las trampas de la fe. Barcelona, Seix Barral, 1982; 70.

[3] Octavio Paz. Sor Juana Inés o las trampas de la fe. Barcelona, Seix Barral, 1982; 85, 86.

[4] Octavio Paz. Sor Juana Inés o las trampas de la fe. Barcelona, Seix Barral, 1982; 79.

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